Consejos útiles para elegir la academia para inscribirse en un curso intensivo de idiomas
Eso lo sabe todo el mundo: el verano es una estación para estudiar lenguas. Cuantas más, mejor. Hay tiempo por delante, las personas están abiertas a nuevas experiencias y el compromiso, si bien intenso, es corto... Hablamos, claro está, de los cursos intensivos de idiomas, de esa legión de españoles que cada año, al llegar el mes de julio, se lanza en desenfrenado sprint a estudiar inglés, francés, alemán, o se adentra en el conocimiento de cualquier otra lengua, durante un mes.
En la mayoría de los casos, los que se inician en las sutilezas del idioma de Shakespeare o abundan en la gramática de la lengua de Sartre lo hacen por una necesidad acuciante: recuperar una asignatura, mejorar en el trabajo o aumentar la formación.
En otros casos, las razones son bien distintas: la aventura ("para viajar"), la sociabilidad ("para entenderse con más gente"), la visión de futuro ("con Europa va a ser imprescindible") o las complejas motivaciones maternales... "Tenemos madres que quieren aprender inglés porque dicen que se encuentran ridículas cuando llaman a sus hijas, que están estudiando en Gran Bretaña, viviendo con una familia, y no saben qué decir cuando cogen el teléfono", afirma Jean Luc Achard, uno de los directivos de las Escuelas Inlingua en España.
Como se ve, las finalidades son bien diferentes. En cualquier caso, las academias advierten de que nadie aprende un idioma con un curso intensivo de un mes. Todo lo más, eso sí, puede ser considerado como una buena forma de iniciarse o de apuntalar conceptos que se van olvidando con el paso del tiempo.
En nuestro país, donde alrededor de dos millones de estudiantes asisten a clases complementarias o cursos de recuperación durante el verano, el 30% de las academias imparte clases intensivas de idiomas desde julio hasta mediados de septiembre.
La duración, los precios, las horas diarias, el método, las instalaciones, el profesorado... Existen muchas aristas a pulir antes de matricularse en uno de estos cursos. Muchos de ellos sólo quieren su dinero y no garantizan calidad. Estos son algunos consejos útiles.
Alumnos por clase . Digan lo que digan, el saber ocupa lugar. Si no, que se lo pregunten a los profesores que, día a día y con un calor achicharrante, tienen que dar una clase de gramática inglesa ante un grupo de estudiantes. Los expertos aseguran que para que las enseñanzas se reciban en óptimas condiciones, el curso deberá tener un máximo de entre 8 y 12 alumnos. Más, es multitud. En las clases de conversación, lo ideal es que el número sea aún menor. Informarse de la ratio (relación de alumnos por profesor) es indispensable para desterrar la masificación y asegurar una buena calidad del curso recibido.
Precios. Los precios varían bastante, dependiendo de la academia, del número de alumnos, de las condiciones, de la duración y del nivel del profesorado. Por lo general, los cursos suelen costar entre 600 y 1.000 pesetas la hora, siempre que sea el clásico programa intensivo de un centro especializado, destinado a una iniciación o a un reforzamiento.
Las clases de conversación, generalmente ideadas para aquéllos que quieren practicar, son algo más caras: entre 1.000 y 1.500 pesetas la hora. Dos datos a tener en cuenta: casi ninguna academia cobra un duro por matriculación; y el curso completo puede salir por unas 30.000 pesetas.
Duración. Hay que recordar que un idioma no se aprende en un mes, ni muchísimo menos. En cambio, 30 días sí dan para iniciarse, practicar o reforzar lo que se sabe. Todo depende de las horas que dure el curso. Lo recomendado es un curso intensivo de un mes, a razón de dos horas diarias; esto es, un curso de unas 40 horas en total.
En los casos en que la cuestión urja, hay otras modalidades. El sistema CIP de enseñanza, de las Escuelas Inlingua, está pensado para ejecutivos que, partiendo de cero, necesitan aprender un idioma lo antes posible. Muy denso, con varios profesores (para que el alumno se acostumbre a varias voces), los estudiantes reciben hasta ocho horas diarias de clase llegando, incluso, a comer con los profesores.
Profesorado y matriculación. Es uno de los aspectos decisivos a la hora de decantarse por una u otra academia. No sólo se ha de preguntar si el profesor es nativo o no, sino que también debe interesarse por su titulación y por la experiencia como docente. En este sentido, una de cada tres academias consultadas recientemente ha asegurado que sería conveniente realizar algún tipo de formación complementaria entre sus docentes.
Por otra parte, están las instalaciones. "Las academias más cercanas a casa no siempre son las mejores", dice Nina de la Osa, directora de Pedagogía de un grupo de academias en Barcelona. Su consejo es que los padres visiten tres o cuatro centros antes de tomar una decisión.
En matriculación, por encima de todos, como siempre, está el inglés. Tras él, el francés y el alemán (más o menos al mismo nivel). En un tercer grupo, un amplio listado: italiano, chino, árabe... Los idiomas más demandados no son necesariamente los más caros.
Casi todos ellos tienen precios muy similares. En donde sí se han notado diferencias es en la matriculación. "En los últimos tres o cuatro años, ha habido un descenso aproximado de un 25% ó 30% en la matriculación", asegura Miguel ÁAngel Muñoz, director de un centro de idiomas y presidente de la Federación Aragonesa de Academias Privadas.
¿La razón? Esencialmente, la crisis económica.
Motivaciones. Se podría decir que hay tantos tipos de cursos como distintas motivaciones existan. Nina de la Osa, comenta: "El aprendizaje de una lengua no sólo es saber hablar y escribir, sino también adentrarse en la cultura de un país". De ahí, que muchos opten por salir al extranjero (por unas 200.000 ó 300.000 pesetas) para realizar un curso intensivo de idioma durante un mes.
Sin salir de España, y combinando el aprendizaje con la práctica deportiva, muchas academias ofrecen diversos cursos a precios, desde luego, algo más baratos.
Método de enseñanza y niveles. El método es fundamental, de manera que es necesario tenerlo en cuenta antes de comenzar. Es necesario buscar el método y el nivel adecuados a cada tipo de alumno.
Miguel Angel Muñoz, director de un centro de idiomas, sabe bastante de eso, como así lo demuestra con el siguiente comentario: "Teniendo en cuenta que es verano y que los alumnos no se conocen entre sí, el método no puede ser una clase pura y dura, sino algo entretenido, ligero y participativo; luego, por otra parte, el alumno tiene que fijarse en el nivel que entra: no se puede juntar a un estudiante de nivel 3 con otro del 4. No se avanzaría".
Luc Achard, directivo de las Escuelas Inlingua, señala una de las últimas tendencias en los cursos intensivos de idiomas en verano: "Cada vez es más habitual que los padres nos manden niños de 5 ó 6 años para que hagan cursos de iniciación, de forma lúdica, de dos horas al día. Es muy práctico, van al mercado con la profesora y denominan en inglés las frutas. Empieza a ser muy demandado... La verdad es que los idiomas son importantes y el año escolar sabe a poco".
'Inmersión Total'
Para aprender un idioma, lo crucial es hablarlo, escucharlo, familiarizarse con él y tenerlo en mente las 24 horas del día. Si no se siguen estas recomendaciones, se corre el riesgo de perder el tiempo y el dinero.
De ahí, la importancia de que las clases se reciban, siempre que se pueda, en la propia lengua que se quiere estudiar.
Da igual que sea el inglés, el francés, el catalán o el castellano... Así lo aseguran los profesores y así lo atestiguan los propios alumnos.
Por esta razón, muchos jóvenes deciden hacer las maletas y acudir al lugar de los hechos para cumplir sus pedagógicos fines.
Una tendencia sobre la que alertan desde las academias. "Los chicos y chicas que van un mes al extranjero para refrescar un idioma, han de informarse bien para que el lugar de destino no esté plagado de españoles, ya que, debido a la moda, muchas veces el sitio está saturado y al final no se habla apenas en inglés, sino en castellano", afirma Miguel Ángel Muñoz, director de un centro de idiomas.
A falta de instituciones públicas donde pueda recibirse esta modalidad de cursos (en el Ministerio de Educación aseguran no tener ningún tipo de iniciación a los idiomas para estas fechas), las familias se rascan el bolsillo y se ven obligadas a volver la cabeza a los centros privados. Una de las ofertas más originales para el verano son los cursos de "inmersión total", que se imparten en el colegio Monfort. Allí, por unas 160.000 pesetas, el alumno recibe clases exhaustivas de inglés o francés durante cuatro semanas.
En régimen de internado y medio pensionado, se realizan actividades culturales participativas, se proyectan películas y los jóvenes han de poner en escena una obra teatral y elaborar un periódico en el idioma elegido... Como puede apreciar, la práctica del idioma resulta fundamental para su aprendizaje. Se recomienda paciencia si su hijo, preguntado por el curso tras finalizar, le responde con un "all right".