Para perfeccionar los conocimientos de un idioma suele ser aconsejable por encima de todo una estancia lingüística en el extranjero. En este sentido la exposición continua a la lengua y el ritmo de clases diarias son fundamentales.
Pero obtener resultados también depende de una buena elección. En
este sentido es aconsejable escoger el destino que mejor se ajuste a tu manera de ser. Desde una opción más cosmopolita y dinámica como una gran ciudad a una estancia tranquila con una rutina agradable en una ciudad pequeña.
La adaptación de modalidades en el aprendizaje de un idioma viene condicionado generalmente la franja de edad en que se encuentra el alumno y su experiencia previa con la lengua que desea aprender.
Programas en función de la edad
Según estima la Asociación de Promotores de Cursos en el Extranjero (ASEPROCE) más del 77% del total de personas que decidieron marcharse al extranjero a aprender un idioma temporalmente fueron jóvenes entre 10 y 17 años.
Aunque algunas agencias imparten programas para niños a partir de 8 años, los especialistas del sector recomiendan para esta edad los campamentos y cursos de idiomas que no impliquen salir al extranjero.
Posteriormente, tras los 15 años, comienza la necesidad del joven por relacionarse y comparar sus habilidades comunicativas.
La experiencia previa con la lengua, en función del programa diseñado para el alumno en el instituto, puede ser determinante a la hora de seguir aprendiendo e imitando pautas idiomáticas.
En función de la edad y la experiencia previa, las agencias recomiendan distintos programas. En el caso de los más jóvenes e inexpertos, que nunca han salido fuera del país solos, se recomiendan programas de idiomas de menor duración (entre tres y cuatro semanas), con alojamiento en residencia, ya que tienen la ventaja de contar con una atención y supervisión más intensa que en las familias de acogida.
La mayoría de las agencias ofrecen servicios de asesoramiento para ayudar a los padres a elegir el programa adecuado al rango de edad del alumno.