Se puede lograr mucho con poco. Si siempre fuiste una persona insatisfecha con el nivel alcanzado y siempre te resulta insuficiente llegar a tus metas, porque crees que no das la talla, no te preocupes, lo más importante cuando se quiere aprender un idioma es ser capaz de expresar tus ideas, no es necesario que sea perfecto, que seas bilingüe, que alcances el acento nativo, sino que puedas expresarte y ser entendido.
La mayor parte de profesores nativos cree que lo fundamental es que el alumno adquiera las destrezas mínimas para poder comunicarse, entender y ser entendido. No hay motivo para romper la barrera de la timidez, los errores forman parte del aprendizaje de un idioma, de modo que la gente del país se mostrará comprensiva.
Expertos creen que aunque solo sepa unas pocas palabras, conseguirá una mayor acogida en sus viajes de trabajo o de ocio si sabe decir unas palabras. Una de las más atractivos alicientes del aprendizaje de un idioma reside en mejorar las perspectivas profesionales y sociales.
Las puertas se abren en otros sectores y nuevas formas de pensar. Todo negocio, producto, ideología, moda o forma de comunicación viene importada de otro país.
Antes que nada debes plantearte cuál es tu objetivo
¿Aprender por satisfacción personal? ¿Conseguir un mejor empleo? ¿Entender otra cultura? ¿Defenderse en los viajes? ¿Leer en otros idiomas? Lo que está claro es que el aprendizaje debe ser en grupo. Es más divertido, ameno y requiere de los cinco sentidos.
Aprender un idioma exige tiempo y esfuerzo. No es necesario empacharse, no hay que aprenderlo todo de una vez, se puede comunicar una lengua con un mínimo de conocimiento e ir aprendiéndolo poco a poco.
Y que no se olvide, nunca es tarde para aprender un idioma, se suele decir que son los niños lo que más rápido y más interiorizan un idioma, no es verdad, porque los adultos asimilan con mayor rapidez al ser conscientes que quieren aprender, por lo que dependerá de la intención y ganas de cada uno.