No está claro que fuera en las tierras de Edimburgo, Aberdeen o Glasgow donde los primeros jugadores de esta particular disciplina dieran rienda suelta a su actividad. De lo que sí hay constancia es de que fueron escoceses quienes llevaron el deporte hasta Canadá a mediados del siglo XVIII.
Según el censo canadiense, más de un 15% de sus habitantes tienen orígenes directamente escoceses. Entre ellos, cabe mencionar la figura del cineasta James Cameron, toda una celebridad canadiense cuyos ancestros emprendieron viaje a las américas desde el Norte de Gran Bretaña.
El club más antiguo del inmenso país norteamericano es el Royal Montreal Club, que lleva jugando desde 1807. A lo largo de su historia, el curling ha gozado de popularidad fundamentalmente en Canadá, en Gran Bretaña y en Nueva Zelanda. En cambio, en los últimos años la dimensión de este curioso deporte ha aumentado notablemente.
Tanto es así que el Mundial de Curling celebrado este 2015 en la ciudad nipona de Sapporo concluyó con una victoria de la selección suiza; una cruz para los canadienses, pues éste el séptimo año consecutivo que el título se les escapa de las manos.
Aun asi, las ciudades de Toronto o de Montréal siguen reuniendo como en ningún otro país a hordas de seguidores que disfrutan al ver cómo dos equipos de deportistas fortalecen sus bíceps mientras tratan de llevar unas pesadas piedras redondas y planas hasta las áreas en las que obtienen la puntuación necesaria para alzarse con la victoria.