Al norte de Inglaterra se encuentra un archipiélago de más de setenta islas y casi mil kilómetros de costa. Las Islas Orcadas son un paraje natural envidiable de curiosas formaciones rocosas y algunos de los vestigios neolíticos mejor conservados del mundo.
Los hombres de la Edad de Piedra, los pictos y los vikingos pasaron por estas islas dejando su huella en un entorno aislado de grandes acantilados y playas de arena blanca. La Unesco ha reconocido este paisaje y su conservación nombrando Patrimonio de la Humanidad a los restos.
Skara Bae sería la primera parada en nuestro viaje histórico. Este yacimiento se compara con Pompeya por la calidad de su conservación. Skara Brae es un poblado de casas del 3000 a. C. y nos puede dar una idea muy aproximada de la vida cotidiana en estas épocas porque se conserva completamente la distribución de los hogares. Los restos neolíticos no acaban aquí, también se puede visitar el Círculo de Broadgar. Otro punto que interesa es la Tumba de las Águilas, un cementerio subterráneo que es llamado así porque entre los restos hay multitud de garras de águilas.
La ciudad principal de las Orcadas es Kirkwall, fundada en torno al año 1035. Una de las principales atracciones del lugar es la Catedral de St Magnus construida por el vikingo (fundador de la ciudad) Earl Rognvald en honor a su tío Magnus en 1137. Es considerada una de las construcciones medievales mejor conservadas del norte de Escocia.
Otro punto muy curioso es la Capilla Italiana levantada en Lambholm. La belleza de este lugar reside en la ruptura estética que supone encontrar un templo italiano en una de las partes más recónditas de Escocia. Durante la Segunda Guerra Mundial, algunos presos italianos tuvieron las Orcadas como destino y fue así como sin apenas tener materiales para levantar la parroquia dejaron una joya en estas islas.
El último fenómeno que mencionaremos en este artículo puede ser admirado en cualquier momento de la noche. Simmer Dim se puede traducir como cocinar a fuego lento. Por la latitud de las islas hay un media anual de 18 horas diarias de luz. Sin embargo, las pocas horas de noche no se parecen en nada a las que nosotros podemos conocer porque en ningún momento nos sentiremos inmersos en una noche cerrada por esta curiosa rareza. Durante algunos meses este curioso fenómeno hace que la puesta de sol tarde varias horas en terminar, no hay mejor manera de cocinar algo que a fuego lento.