La historia de Peter Pan, creada por James M. Barrie para un musical estrenado en Londres en 1904 y que fue adaptada por Walt Disney en una versión de dibujos animados en el año 1953, es mundialmente conocida.
Sin embargo, no lo es tanto, la historia que une a este personaje con los Kensington Gardens de Hyde Park en Londres.
Peter Pan es un niño que no quiere crecer y huye al país de Nunca Jamás en el que convive con hadas, piratas, sirenas, indios y niños perdidos. Allí viven mil aventuras durante toda la eternidad. Se dice que James Barrie se inspiró en los niños de una familia con la que tenía amistad llamada Llewelyn Davies. Los hermanos Davies le inspiraron las ideas para Peter Pan y el país de Nunca Jamás mientras Barrie compartía con ellos ratos de juegos y representaban obras teatrales.
Pero el personaje de Peter Pan no aparece por primera vez en el musical que lleva su nombre, sino en una obra anterior del autor titulada El Pajarito Blanco de 1902 y que Barrie dedica a los hermanos Llewelyn Davies, “sus chicos”.
Esta novela, que es hoy muy poco conocida, cuenta la historia del Capitán W, un viejo solterón enamorado de una joven institutriz llamada Mary, de la que se convierte en benefactor. Mary tiene un hijo llamado David, cuyo favor se obsesiona por ganar el Capitan W. Quiere llegar a ser tan importante para él como su madre, y con esta intención se dedica a contarle todo tipo de historias, entre ellas la de Peter Pan. Así, en esta primera versión del personaje, James Barrie describe a Peter como un bebé de siete días que sabiendo que algún día crecerá, se escapa volando de su casa hasta los Kensington Gardens. Barrie cuenta que en estos jardines nacían pájaros que vivían con hadas hasta que se convertían en los niños que pueblan el mundo real. Después de vivir muchas aventuras con sus nuevos amigos, el bebé Peter decide volver a casa y enfrentarse a la vida y al inevitable hecho de crecer; pero cuando llega a su casa se encuentra con la ventana cerrada y a otro bebé en manos de su madre. Abandonado y desolado, no tiene más remedio que volver a los jardines para pasar allí la eternidad, dedicándose a enterrar a los bebés que mueren cuando se caen de los carritos. Cuenta la historia que siempre los entierra de dos en dos, para que nunca se sientan solos.
James Barrie fue corrigiendo, ampliando y mejorando este desolador relato, hasta convertirlo en la posterior historia de Peter Pan que conocerian todos los niños de la sociedad londinense del siglo XX en los teatros.
Al parecer, los Kensington Gardens debieron inspirar sobremanera al autor para crear este personaje, ya que Barrie encargó a George Frampton la estatua que forma hoy el monumento a Peter Pan y que podemos encontrar en estos jardines. El encargo debía de incluir, además, la petición a Frampton por parte de Barrie de colocar la estatua por la noche; para que la mañana de la May Morning de 1912, lo niños londinenses se encontraran a Peter en los jardines como por arte de magia, venido directamente del país de Nunca Jamás.
asd
24 ene. 2023 00:28