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DIC
2015
El oso polar blanco es el más grande del mundo y el mayor depredador del Ártico, esto les convierte en un poderoso símbolo de fuerza y resistencia, sin embargo, la fuerza que caracteriza a esta especie depende del hielo oceánico, su principal hábitat. Los nuevos datos sobre el derretimiento del hielo marino y los graves pronósticos de cara al futuro de que esto aumente, ponen en peligro la supervivencia de la especie ya que estos mamíferos pasan gran parte de su vida en en hielo y los alrededores.
Dos tercios de los osos polares de todo el mundo viven en territorio canadiense, dando a Canadá una responsabilidad especial de cara a la protección y la lucha contra la posible extinción de los osos. Algunas asociaciones como WWF se encargan de dar apoyo a investigaciones que realizan seguimientos a los osos polares para poder aprender todo lo que puedan acerca de ellos y actuar de la manera más eficaz a la conservación tanto de su hábitat como de su especie ya que su futuro depende del “hoy”.
Además de luchar contra todos los problemas que conlleva el cambio climático, los osos polares tienen que pagar un precio muy alto por su nivel de prestigio en comparación con otros animales desde el punto de vista de los humanos ya que las cifras anuncian que cerca de 500 osos mueren al año en manos de los humanos en Canadá aunque se ha permitido a los cazadores deportivos ir acompañados de guías locales y equipos de perros de trineo a pesar de ser una práctica no común. El medio ambiente de Canadá prohibió la exportación de las pieles, garras, cráneos y otros productos de los osos polares a partir de 2010.
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